La Ermita
Hermitage of Divine Family Love
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Sophia,
The
Holy Spirit
Mother Spouse
Goddess Come, Drink the Water from Sophia’s Well |
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Sofía,
El Espíritu Santo
Madre Esposa Diosa
Ven y Toma el Agua del Pozo de Sofía
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My
Dearly Beloved Ones, “The
Lord begot me, the firstborn of his ways, the forerunner of his prodigies of
long ago. From of old I was poured forth, at the first, before the earth.
When there were no depths I was brought forth, when
there were no fountains or springs of water; before the mountains were
settled into place, before the hills, I was brought forth; while as yet the
earth and the fields were not made, nor the first clods
of the world. When he established
the heavens I was there, when he marked out the vault over the face of the
deep; when he made firm the skies above, when he fixed fast the foundations
of the earth; when he set for the sea its limit, so that the waters should
not transgress his command; then was I beside him as his craftsman and I was
his delight day by day, playing before him all the while, playing on the
surface of his earth; and I found delight in the sons of men.” Proverbs
8:22 ff. This is
Sophia, the Holy Spirit, our beloved Divine Mother! Come, let your delight be Hers! Our Commentary What a
wonderful description of the work of the Holy Spirit, Mother Sophia. It began with the “begetting” of the Divine
Son by Her and God the Father. In that
begetting process the Son absorbed and became the visible presence of both
the maleness of His Father and the femaleness of His Mother. He is in his personality he equal presence
of both the Father and Mother. As a result the Divine Family was begotten, not
created, because the essence of God in
the three Persons is infinite. The same process exists in the creation
and forming of all angelic and human
beings. Both came into individual living existence by first dwelling within
the Divine Womb of Mother Sophia. During the growth process of all the
angelic and human beings they are free to choose how they wish to live their life
of love within
the “home” environment of the divine
Family relationship. All will in some degree choose to separate themselves
from their Divine Parents and angelic parents. The separation of some will be
minimum while with others far greater. No matter how small or great the
separation all willl desire to return home, and that process is called rebirth. The same type of experiences dwell within the life
and existence of us human beings, and It is more
obvious for us because our conception and birth in this world is a 9 month
process during which we live and experience the loving environment of our
mothers. And the more that she is living that divine Family life environment,
the more we inside her will be growing in it. Then, once we are born we begin to live the life
that she gave us making decisions to
grow, decisions that separate or unite us
in and with the family. Those decisions with time became so
negative that our
Divine Father and Mother sent their
Divine Son to be one of us so that He could call us back home, back into the Divine
Family. Before Jesus left this world, He
told the disciples that they were to be born again first in the loving
life of our beloved Divine Mother. That event happened on Pentecost to those
who chose to accept Mother Sophia and Jesus’ invitation given by Peter to come
back home. Their lives were truly “born” again. Every
human person is called to that experience which is known today as the Charismatic movement. During the spring of 2024 several
thousand college youth in West Virginia accepted
that invitation. The ‘being born again’ in and from Mother Sophia gave them
the same experience of being now a loving child in the Divine Family that
happened to those at Pentecost. Such an
experience has to happen to all of us either before
or after death in order to enter heaven, our spiritual Divine Family’s home. If we are
not experiencing that Divine Family unity of love, let us begin to seek it. Living
that Divine Family Love on earth is well worth it. |
A Mis Queridos Amados, “Yahvé me
creó al proyectar sus obras, antes que sus obras más antiguas. Desde el
principio me tiene formada, desde el comienzo, antes de la tierra, cuando no
existía el abismo ni habían brotado las fuentes del océano, antes que los
cerros fueran puestos en su lugar, antes que las lomas, ya estaba. Antes de
que Yahvé hiciera tierras ni campos, antes del primer polvo del universo.
Cuando afirmó las nubes en lo alto, cuando se impusieron las fuentes del
océano, cuando fijó los límites del mar para que las aguas no salieran de su
lugar, cuando asentó las bases de la tierra, yo estaba a su lado, arquitecto
de sus obras, y era yo cada día su delicia jugando en su presencia en todo
tiempo; yo me divertía recorriendo su creación, mi deleite está con los hijos
de los hombres.” Proverbios 8:22 y siguientes ¡Esta es
Sofía, el Espíritu Santo, nuestra amada Divina Madre! ¡Ven! ¡Que tu deleite
sea el Suyo! -------------------------------------------------------------
Nuestro Comentario ¡Qué maravillosa descripción de la obra del
Espíritu Santo, Madre Sofía! Comenzó
con el "engendramiento" del Divino Hijo por Ella y Dios Padre. En ese proceso de engendramiento, el Hijo
absorbió y se convirtió en la presencia visible tanto de la masculinidad de
Su Padre como de la feminidad de Su Madre.
Él es en su personalidad la presencia igual del Padre y de la Madre.
Como resultado, la Familia Divina fue engendrada, no creada, porque la
esencia de Dios en las tres Personas es infinita. El mismo proceso existe en la creación y
formación de todos los seres angélicos y humanos. Ambos llegaron a la
existencia viviente individual al habitar primero dentro del Vientre Divino
de la Madre Sofía. Durante el proceso de crecimiento de todos los
seres angélicos y humanos, ellos son libres de elegir cómo desean vivir su
vida de amor dentro del ambiente "hogareño" de la relación divina
de la Familia. Todos, hasta cierto punto, elegirán separarse de sus Padres
Divinos y de sus padres angélicos. La separación de unos será mínima,
mientras que la de otros será mucho mayor. No importa cuán pequeña o grande
sea la separación, todos desearán regresar a casa, y ese proceso se llama
renacimiento. El mismo tipo de experiencias habitan dentro de
la vida y la existencia de nosotros los seres humanos, y es más obvio para
nosotros porque nuestra concepción y nacimiento en este mundo es un proceso
de 9 meses durante el cual vivimos y experimentamos el entorno amoroso de
nuestras madres. Y cuanto más viva ella ese ambiente divino de vida familiar,
más creceremos dentro de ella. Luego,
una vez que nacemos comenzamos a vivir la vida que ella nos dio tomando
decisiones para crecer, decisiones que nos separan o unen en y con la
familia. Esas decisiones con el tiempo se volvieron tan
negativas que nuestro Divino Padre y Madre enviaron a su Divino Hijo a ser
uno de nosotros para que Él pudiera llamarnos de regreso a casa, de regreso a
la Familia Divina. Antes de dejar este
mundo, Jesús les dijo a los discípulos que debían nacer de nuevo primero en
la vida amorosa de nuestra amada Divina Madre. Ese evento sucedió en
Pentecostés a aquellos que eligieron aceptar a la Madre Sofía y la invitación
de Jesús dada por Pedro para regresar a casa. Sus vidas verdaderamente
"nacieron" de nuevo. Toda persona humana está llamada a esa
experiencia que hoy se conoce como el movimiento carismático. Durante la
primavera de 2024, varios miles de jóvenes universitarios de Virginia
Occidental aceptaron esa invitación. El "nacer de nuevo" en y desde
la Madre Sofía les dio la misma experiencia de ser ahora un niño amoroso en
la Familia Divina que les sucedió a los de Pentecostés. Tal experiencia tiene que sucedernos a todos
nosotros, ya sea antes o después de la muerte, para poder entrar al cielo, el
hogar de nuestra Familia Divina espiritual. Si no estamos experimentando esa unidad de amor
de la Familia Divina, comencemos a buscarla. Vivir ese Amor de Familia Divina
en la tierra bien vale la pena. |
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