Nuestro Padre es Supremo

En Génesis Él dijo, "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza".   En los Proverbios nosotros leímos Sofía hablando:  

"Cuando afirmó los cielos, allí estaba YO. Cuando puso la tierra sobre la faz del abismo, cuando formó las nubes en lo alto,  cuando se impusieron las fuentes del océano, cuando fijó los límites del mar para que las aguas no salieran de su lugar, yo estaba a su lado, arquitecto de sus obras, y era yo cada día su delicia jugando en su presencia en todo tiempo."   (Proverbios 8:27-30) 

Desde que el Padre creó, Ella dio la vida a toda su creación (Génesis 1:1-2).    Jesús se llamó al hijo del Padre quien conocemos como el Hijo de Dios, la segunda Persona del Trinidad.  Siendo el hijo, él, por consiguiente,  procede del Padre, aunque nosotros sostenemos que él es igual al Padre y Sofía, su Madre, el Espíritu Santo. Otro misterio.

El Espíritu Santo, Sofía, y el Hijo, proceden del Padre.  Todavía, el Padre no se dio a sí mismo existencia (la vida) porque el dar de vida pertenece a Sofía, la Madre.  De alguna manera, el Espíritu Santo tenía que ser responsable para 'la vida' del Padre.  Por eso, aunque ambos nunca tenían un principio, el Padre de alguna manera estaba antes de Sofía.  El mismo con el Hijo.  Él procede del Padre y Sofía, pero al mismo tiempo siempre existió con Ellos también.  La diferencia aquí es lo que existe entre el concepto  masculino y femenino.  

Génesis dice que nos hicieron a su imagen. Varón y hembra nos hicieron.  En nuestra existencia humana, como en la Divina,  un varón puede crear, pero sólo la hembra puede dar forma y vida a esa creación.  Un hombre produce la semilla, y la mujer da la forma y vida a un niño.  Un hombre crea una casa, pero sólo una mujer puede formarla a ser un hogar.  El padre es primero, y después la madre.  Entonces en la misma manera  nos hicieron a su imagen y semejanza.  

Esto significa que, como hombres y mujeres, necesitamos permitir lo más posible de su semejanza estar entre nosotros como está entre Ellos.   Así como el Padre y la Madre de Dios son uno, así como ninguno de Ellos domina el Otro,  también entre nosotros un marido y esposa son uno, y ninguno puede dominar el otro, aunque el Padre/padre es primero.   No es esto lo que Pablo estaba refiriéndose a los Efesios 5:22-33 donde él dice:  

"Que las esposas se sometan a sus maridos como al Señor. En efecto, el marido es cabeza de su esposa, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo Salvador. Y así como la Iglesia se somete a Cristo, así también la esposa debe someterse en todo a su marido.

Es lo que dice la Escritura El hombre dejará a su padre y a su madre para unirse con su esposa y los dos no formarán sino un solo ser.

Este misterio es muy grande y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia." 

Sus palabras siempre estarían ásperas y difíciles para las mujeres aceptar, excepto  que nosotros los hombres constantemente guardan antes de nuestros ojos el aspecto entero de hacernos a la imagen y semejanza del Padre.  

En general, nosotros los hombres, como maridos, padres, como iglesia, sociedad y líderes comerciales, no han mantenido la llenura de esta semejanza al Padre. Nosotros nos hemos pegado al ser primero con la tenacidad áspera y cruel, mientras creando sufrimiento terrible y rebelión entre nuestras esposas, niños e incluso otros hombres. 

Es mi esperanza y deseo que los artículos en estas páginas de La Ermita muestran el cómo yo he luchado para la sanaron de mis propias heridas y ira hacia mi padre, y mi Padre Celestial, y los resultados maravillosos de verdadera masculinidad que ha venido a mí, otros se inspirarán para pasear el mismo camino, mientras buscando la misma meta.  

Yo creo que una vez nosotros, los hombres, estamos sanados, las esposas, mujeres y niños empezarán automáticamente a caminar el sendero de sanación también.  La nueva semilla que nosotros plantamos estará encarnada con el amor, paz, gentileza y compasión, y esa semilla crecerán también dentro de la mujer en una forma tan buena que ella traerá a una nueva persona completa.  Esto no está ridículo si recordamos cómo nuestro egoísmo malo les ha lastimado.  Si nuestro mal pudiera producir tanto daño, entonces ¿qué es lo que nuestra bondad puede hacer?  Lo bueno siempre vencerá  lo malo.

La solución a nuestro problema, entonces,  como lo veo yo,  no está abdicando nuestro lugar como primero y 'supremo.' Sino, queda en el encontrar en nuestro Papá Celestial la sanación que necesitamos, para que podamos imitarlo en todos los aspectos de sus relaciones a Sofía y  Jesús.  Que este año de 1999 dedicada a nuestro Padre Celestial produzca estos resultados maravillosos en todos nosotros.  Amén.    

 

La Página del Padre Celestial /span>