El Sexo y La Espiritualidad
"Los órganos
sexuales tuyos son instrumentos del amor." Hace años cuando
comencé a caminar el sendero espiritual escuché a Jesús
decírmelo. A mí le escandalizó como ya ha escandalizó
a mucha gente después. Por siglos, la cultura y la fé religiosa
han clasificado cualquier acto sexual como algo malo. Aun recién, una
mujer tradicionalista de la Iglesia Bautista dijo que las relaciones sexuales
entre los casados fueron actos malos, pero debido a que los niños
tuvieron que ser concebidos, desgraciadamente todos tuvieron que aguantar estos
actos.
Aúnque tal creencia
pueda ser extrema, nuestra cultura y sentimientos religiosos, en general, sobre
la actividad sexual es bien pobre. Mucha gente quisiera que nunca tuvieran que
nacer con órganos sexuales. Ellos y otros, por varias razones,
están cargados con temores, heridos y odio hacia sus órganos
sexuales y los sentimientos sexuales.
Entonces, si las manos, la
lengua, los ojos, los labios, la mente, en verdad, todos los partes del cuerpo
pueden ser usados como instrumentos del amor. Así tambien, pueden
ser aceptados los organos sexuales como instrumentos del amor. Como seres
humanos, nosotros, la persona, habitamos dentro del cuerpo. Necesitamos el cuerpo
para comunicarnos con otros.
Necesitamos las manos para
dar y compartir con los demas. Necesitamos la lengua para compartir los
pensamientos y sentimientos adentro. Necesitamos los labios para compartir el
afecto y el amor. Necesitamos los organos sexuales para compartir un afecto y
amor sincero y profundo.
El cuerpo ha sido dado a
nosotros por Señor como un regalo. Y por eso, debe ser habitado con
afecto, reverencia y amor. Necesita ser cuidado, dado nutrición,
ejercicios, limpiado, protejido, descansado, venerado, acariciado, amado. El
cuerpo es el hogar en el cual vivimos como persona mientras estamos en esta
tierra. Necesita ser honrado y amado.
Abusamos el cuerpo cuando
lo usamos para comunicar una mentira. El dar la mano que no sale de un
corozón amoroso o amistoso es una mentira. Un beso que no fluye de un
corozón amoroso o amistoso es una mentira. Las palabras compartidas con
otros que no comunican los sentimientos, los deseos y conocimientos verdaderos
del interior es una mentira. Un abrazo que no sale de un corozó amoroso
o amistoso es una mentira. Una caricia sexual que no brota de un corozón
cariñoso y o amistoso es una mentira.
Todas estas acciones
mentirosas están usando el cuerpo en forma abusiva. Tal abuso dado a
nuestro cuerpo está compartido tambien con los cuerpos y
espíritus de otros. Pues, aun cuando usamos el cuerpo abiertamente en
formas que no expresan mentiras, todavia estamos abusandolo y los de otros,
cuando los actos nuestros no muestran amor y respeto hacia nosotros mismos y a
los demas. El cuerpo es un instrumento por el cual compartimos hechos, sean
buenos o malos, sean hechos que el cuerpo usa para compartir el amor y el
respeto, o hechos que el cuerpo usa para compartir el abuso, el odio, la
manipulación, el control, y el engaño.
Hay solamente tres
mandamientos: Amar el Señor, el Dios, con todo su corazón, su
mente y su alma, y amar a su projimo como a símismo. Amar a Dios, amar
al projimo, amar a símismo. Estos tres existen expresamente para los
cristianos, judios y mahometanos porque están escritos bien en su
Bíblia o Korán.
Cualquiera acción
que no comunica el amor o respeto hacia símismo, el projimo, y el
Señor es mala, es abusiva. Es la verdad aún la ley diga que
tenemos el derecho a hacer una acción particular. La ley no puede dar
permiso a una persona de no amar, o de abusar.
Un hombre casado no puede
forzar a su esposa a tener relaciones con él y al mismo tiempo usar su
cuerpo, y el de ella, como un instrumento del amor. Tal acto no puede ser una
expresión del amor y respeto. Pués, aúnque según la
ley él tiene derecho a tener relaciones cuando él quiera,
él no tiene derecho a forzarle a ella a cumplir con dicha ley. Tal acto
es malo, abusivo, pecaminoso en el matrimonio,
aúnque no está prohibido por la ley. No es un hecho cariñoso
ni amoroso.
Tambien, una persona
soltera acareciendo con tenura, aún sexualmente, a otra persona,
compartiendo el amor y respecto hacia tal persona, expresando acciones que son
realmente amorosas, acciones que no son manipulativas ni controladas, está
usando su cuerpo como un instrumento del amor. Entonces, si los hechos son para
compartir amor, la ley en sí no puede prohibirlos. La ley no puede
prohibir el compartimiento del amor, cuando tales acciones están
expresadas a una persona que es completamente libre y con deseos a recibirlas.
Cuando hechos sexuales, ya
sean con símismo o con otros, están aceptados en el
corozón como instrumentos del amor, la persona se abre a símismo
un desarrollo íntimo más profundo. Al compartir el amor en este
nivel, significa que las puertas de los temores, heridas y odios dentro del
subconciente están abiertas, esos temores y heridas que no quieren ser
aceptados, conocidos y abrazados con el amor que sana. Son precisamente estos
temores y heridas que nos empujan a hechos abusivos o al amor condicional.
No es facil aceptar un
´no´ cuando deseamos compartir el amor intimo con otro. No es facil
aceptar una invitación del otro a recibir su amor intimo cuando no
siente ganas. No es facil pedir perdón por una herida causada con
anterioridad al otro, antes de buscar el amor intimo. No es facil perdonar al
otro que hizo tanto daño especialmente cuando esa persona ahora quiere
expresar su amor intimo, dando la impresión que nada a pasado.
No es facil hacer un
compromiso. No es facil para un hombre aceptar que la otra persona la tenga la
oportunidad de tener su orgasmo primero. No es facil para el hombre o la mujer
de satisfacerse con caricias afectivas , íntimas, aún sexuales,
sin tener la necesidad de demandar las relaciones sexuales. No es facil para el
hombre permitir a la mujer de excitarlo primero, en vez de excitarse a
símismo primero. No es facil para el hombre el ser pasivo, dando el
papel activo a la mujer. Entonces, no es facil de
dejar sueltas las ganas del amor condicional por las del amor no condicional.
Estos son ejemplos de como
tenemos que estar listos a dejar sueltos los deseos de manipular y controlar el
ambiente o a la persona. El principio fundamental de la espiritualidad es
´dejar suelto´ los deseos, especialmente los que nos empujan, y
aprender como simplemente ´ser´ tu mismo. La actividad sexual, sean
caricias o relaciones o ambas, no dan permiso a nadie a abandonar el
cumplimiento de esto principio en su vida. Verdaderamente, la intensidad de las
relaciones demanda que la persona ande este sendero. Sin esto, no va a
desarrollarse como un ser humano, no va a desarrollarse como una persona
espiritual, no importa cual religión o fé que esta persona vive.
Si usted piensa que lo de
arriba está en favor del libertinaje, entonces, el mensaje no ha sido
entendido. De ninguna manera está el mensaje en favor del libertinaje.
Lo que está presentando es una forma de vivir como un ser humano sexual
que es diferente a lo que está presentado hoy por la cultura y la creencia
religiosa.
La persona que vive en el
amor cumple con la ley. La ley no puede acusarle. El amor que habita en el
corozón nunca va a permitirle usar su cuerpo, su mente o su
espíritu en forma irrespetuosa y irreverente hacia símismo y los
demas.
Caminar este sendero del
amor es dificil. Es un sendero de muerte a simismo para que la persona puede
ser renacida o reencarnada, pero esta vez como un ser humano cariñoso y
sexual. Vale la pena el caminarlo sin pensar lo que va a costar! Su recompensa
será: el vivir una vida completa y en abundancia, no solamente en esta
tierra, sino tambien en el cielo, y tal vida no será asexual
essencialmente.
Por eso, el uso de los
organos sexuales para compartir el amor no es de por sí un
obstáculo al crecimiento espiritual. En verdad, cuando el amor
está compartido como descrito con anterioridad, aún en el
principio del sendero cuando los temores y heridas son abundantes, tal amor
llega a ser una meta poderosa del crecimiento espiritual y siquico. Mientras
uno cresca en el amor por símismo y hacia los demas, la persona
simultáneamente cresce en el amor hacia el Señor. Es imposible
crescer en uno sin crescer en el otro.
No estamos llamados por el
Señor a ser ángeles en la tierra. Ni tampoco en el cielo porque
allá nuestro espíritu no va a ser asexual. Somos llamados a ser
completamente integrados como seres humanos, hombres y mujeres que están
llenos del amor hacia símismos, los demas y el Señor, acá
en la tierra como en el cielo. Por eso, glorifica el Señor con cada
parte de tu cuerpo. (1 Cor 6:20) Junto con esta llamada llega el poder a
lograrla hacia su plenitud, el mismo poder que resucitó a Jesús,
el poder del Espíritu Santo. Que tal poder sea derramado siempre sobre
tí. Así sea.