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PAPÁ Nuestro Padre Celestial |
Yo puedo recordar desde mi niñez hasta pocos años
atrás que yo siempre fui esforzado conseguir la aprobación de mis
superiores, mis jefes, y de todos los que eran la edad de mis padres.
Conmigo eso era una obsesión. Esta compulsión me empujo a
ser perfecto, a sobresalir en cualquier cosa que yo puse a mi mente a
hacer. Sí, yo sobresalí. Hubo profesiones que yo
adquirí en que yo no tenía la habilidad real, ni el talento para
sostenerlas, pero él ‘sobresalir ' llenó el hueco. Siempre
tuve éxito en los ojos del mundo, en los ojos de esos más
jóvenes que yo, pero nunca llegué a tener éxito en los
ojos de aquellos de la autoridad, o por lo menos ellos nunca lo comunicaron a
mí en una forma en que yo pudiera darme cuenta y sentirlo.
Eventualmente, mi mundo entero chocó y desintegró ante mí,
mientras dejándome completamente destrozado.
Hace algunos años, cuando una nueva persona empezó a
crecer y desarrollarse en mí, yo tenía que averiguar por
qué yo me obsesioné así con el deseo de agradar a aquellos
en la autoridad. Mi búsqueda me llevó a mi padre. Él era
un hombre que exigió la perfección de sí mismo. Un hombre
que dedicó su vida tanto a tener éxito en cualquier cosa que
él hizo, que él trabajaría horas terribles
esforzándose para adquirir la meta. Pues, lo logró así.
Mis padres, como la mayoría de los padres de EE.UU. en los
1920-30, eran pobres, muy pobres. Él nunca terminó el cuarto
curso de primaria. Él no supo manejar como un joven porque él no
pudiera comprar un automóvil. Pero, uno de sus primeros trabajos era
manejar un camión después de que él había
convencido al jefe que él estaba un experto en él manejo.
Había siete niños que en el futuro llegaron a nuestra familia.
Nosotros movimos de un lugar a otro, nunca quedándonos más de 3 o
4 años en un lugar. Todavía, cada traslado era un movimiento a
una parte mejor del pueblo, a una casa más grande. Él mantuvo
tres trabajos consecutivos durante varios años para pagar las deudas y
seguir en adelante. Él no murió un hombre pobre. Comprendiendo
esto yo empecé a ver de dónde vino mi compulsión.
Había otro aspecto, sin embargo. Yo fui el primogénito, un
niño que era débil y enfermizo. Él había deseado a
un hijo que era atlético. Ese hijo llegó después. Y aunque
él estaba tan lejano y ocupado por su trabajo para asistir a algo que
ambos nosotros, los hijos, hiciéramos, él mostró
más favor y aprobación al otro. Tal atención, que me
empujo más a esforzarme conseguir la aprobación del Papá,
lo hizo más difícil. Nunca llegó.
Incluso cuando yo también estaba sobresaliendo en las cosas, no
era las cosas que él aprobó. Un día cuando yo le
pedí permiso a ser un miembro de una Comunidad Religiosa
Católica, él contestó que yo podara hacerlo, porque yo no
pudiera ganar la vida trabajo como un hombre. Esa me lastimó más.
Me empujó a probarle equivocado más todavía. Y
llegué a ser el primero y único en nuestra familia a obtener un
Grado Universitario, y de trabajar en cuatro países diferentes
como un religioso, misionero, profesor, director de colegios, consejero y
evangelista. Pero, yo también era un hombre obsesivo por el trabajo como
él, empujado por una compulsión a agradar a mi padre, la
raíz de mi motivación desconocida. Sí, con tiempo todo
esto se derrumbó. Se construyó en arena en vez de piedra
sólida, la piedra de quien el real era yo.
Yo menciono todo esto porque parece a mí que en cada uno de
nosotros hay una necesidad para sentirnos y conocernos amados, aprobados,
estimulados y apoyados por nuestros padres. Un padre es necesario para la
verdadera y completa formación de un hijo, una persona. Que
envidioso era yo como un adulto a ver a otros padres orgullosamente proclamar a
todos los adultos alrededor de su hijo / hija, que éste era SU hijo o
hija, y que él estaba orgulloso de el o ella. ¡Yo podría
ver el corazón del pequeño palpitandose con la alegría!
Los niños pequeños parecían siempre amarme. Cuando
había sido mucho tiempo desde la ultima vista, ellos vendrían,
corriendo a lanzarse en mis brazos, y yo los alzaría a mi
atmósfera de adulto, los miraría ojo a ojo, abrazaríamos y
besaríamos. ¡Ellos lo amaron!
Un día, un amigo mío, quién era más grande
que yo, hizo la misma cosa a mí cuando nosotros nos encontramos
después de un tiempo largo. ¡Yo recuerdo sintiéndome torpe
cuando me alzó de la tierra y me giró en un círculo, y yo
era un adulto, pero al mismo tiempo yo recuerdo bien el sentimiento maravilloso
de ser alzado. De ser fuera de mando, ¡De simplemente ser
amado, y en su nivel! ¡Una experiencia maravillosa! Entonces yo
conozco él por qué los niños pequeños aman tanto
ser recogidos, girados en círculos, abrazados y besados. Es un tipo de
menor éxtasis que fluye cuando está aceptado y amado para lo que
es, nada más.
Yo también recuerdo manejando mi carro por un suburbio un
día cuando ve delante de mí un hombre que estaba reparando su
buzón del correo en la calle. Había dos adolescentes que estaban
de pie en ambos lados de él. Cuando les pasé despaciadamente yo
noté que el hombre, si él pudiera haber sido el padre, o no
pudiera haber sido, no le importa, él estaba usando el martillo
deliberadamente y despaciadamente para que los muchachos pudieran ver
claramente cómo y lo que él estaba haciendo. Las caras de los
muchachos mostraron que ellos eran completamente absorbidos en lo que ellos
estaban aprendiendo. ¡Qué alegría para ese hombre!
Él era un verdadero maestro. ¡Y que alegría para los
muchachos! ¡Ellos estaban aprendiendo una más valiosa
lección, la habilidad de estar callado y absorber!
Alrededor de ese tiempo yo me había dado cuenta que en mi vida no
había la alegría y éxtasis que existió en la vida
de personas casadas cuando se amaron. Yo había dedicado mi vida al
Señor para más de 25 años, y en cierto sentido era
‘casado ' a Ellos, el Padre, Jesús y Sofía, el
Espíritu santo, y nunca, ninguna vez, he experimentado una
relación de amor con ellos como un matrimonio verdaderamente amoroso
experimentó.
Dándome cuenta de eso, yo me puse muy bravo, y dije a mi Padre
Celestial que él tenía que producirlo bien o lo dejaría..
Si mi relación con Él y los Otros no produjera algo más o
igual a lo que experimentaron los matrimonios en el nivel humano, entonces
Él no existió, y yo no estaba a punto de gastar mi vida en Él.
En la misma noche Él produjo una experiencia de amor
irresistible. Y después de cuatro noches consecutivas Él
eventualmente me dijo, "mi hijo, esto, lo que está
inundándote como miel dulce, es mi amor por ti. Pero no es solamente
algo para ti. ¡Esto es lo que yo quiero compartir con todos mis hijos e hijas!"
Sí, ¡no había ninguna duda más que Él me
amó! Que yo era de veras un hijo Suyo, un hijo querido.
En otra ocasión durante el fin de semana yo estaba dictando
una conferencia a un grupo grande de carismática en Montreal. Fue el
tercer vez a dictar la conferencia durante el mismo fin de semana. Cada vez
aquellos asistiendo habían aumentado tanto que estuvimos trasladados de
una aula pequeña a una sala grande de conferencia. Era en el
último que el Padre Celestial gritó con voz fuerte por uno
de sus niños presentes, "éste es mi hijo querido en quien yo
estoy bien contento. ¡Escúchelo." ¡Otro momento
precioso en mi vida! ¡Mi Padre me ama! ¡Mi Padre me apoya!
¡Mi Padre aprueba lo que yo estoy haciendo! ¡Que alegría,
una alegría curativa dentro de un corazón herido!
Como un evangelista yo me sentía ser llamado a ir a los pobres,
aquellos que vivieron en el centro de la ciudad, y aquellos que vivieron en las
colinas del campo. A hacerlo significó que no habría
prácticamente ningún estipendio de que podría vivir. Pero,
desde que yo supe que ellos raramente tenían un evangelista para
visitarlos, y que yo me sentía fuertemente que mi Padre estaba
llamándome ir a ellos, yo fui a ellos con lo que yo llevaba en mi
espalda, por así decirlo. Ese ministerio duró tres años, y
nunca me faltó ningún centavo. Tres veces, los eventos eran de
tal manera que yo podría ser matado, pero algo lo previno
milagrosamente....la intervención de mi Padre.
Como evangelista yo pasé las primeras dos noches hablando sobre
Él y su Paternidad sobre de nosotros. Y siempre en la segunda noche,
sanación fluyó a aquellos presentes de maneras que me asombraron.
Las personas, como yo, se encontraron sanados de su enojo y heridas causados
por sus padres humanos. Muchos habían dejado de hablarles hace
años, y ahora encontraron un amor por sus padres que los llevó a
ellos. Todo esto pasó en sus vidas así como la mía.
Eventualmente el día había llegado cuando yo también pude
escuchar a mi propio padre humano defenderme, y proclamar orgullosamente a otros
que yo era su hijo querido. Él se murió con los dos de nosotros
amándonos mucho.
¡Sí, Él es de veras un Padre! ¡Él nos
ama! ¡Él es compasivo y cariñoso! ¡Él quiere
tener la oportunidad de expresar todo eso! ¡Él quiere ser un
Papá para cada uno de nosotros! Como usted podría haber esperado,
Él eventualmente llegó a ser Papá para mí. El
nombre Padre era demasiado formal. Solamente Papá podría
expresar el amor que fluyó entre nosotros en nuestra relación.
No es esto lo que Jesús compartió a nosotros de su Padre.
Investigue las Escrituras y observe cómo el Padre relacionó a
Jesús, su hijo. ¡Él proclamó a todos presentes que
orgullo Él tuvo en su hijo! Él le enseñó todo a su
hijo, y el hijo hizo lo que su Padre lo enseñó. Él
cuidó a su hijo. Él lo alimentaba y lo vistió. Pero
más de todo él lo amó en un modo que las palabras no
pudieron expresar. ¿No es esto dónde nosotros, los hombres,
aprendemos cómo ser padres? ¿No está esto instintivamente
dentro de cada uno de nosotros los hombres?
¡La paternidad debe ser encontrada de nuevo! Y adentro de nuestro
Celestial Padre. ¡Nuestro Padre, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre! Esto es el Padre que yo conozco, y que
alegría hay en mi vida, que alegría queda en el conocimiento que
cosas así no son solamente para mí. ¡Es para todos
nosotros! ¡Aleluya!