El Miedo,
Nuestra Maldad más Grande
El miedo es nuestro enemigo más grande en la vida. Es peor que el
pecado. San Juan en su epístola dice que dónde hay miedo no hay
amor, y donde hay el amor no hay miedo. Este comentario profundo no está
refiriéndose a la totalidad de nuestra existencia. Todos nosotros
llevamos miedo, incluso mientras estamos morando en y con el amor. En la
área dentro de nosotros donde el miedo mora, no hay amor incondicional.
Cuando nosotros desarrollamos como niños, aprendemos
rápidamente que hay ciertas acciones y actitudes nuestras que
traerán respuestas agradables o desagradables. Cuando un
niño quiere algo, se pone una disposición dulce. Esto
'poniéndose' es una proyección de un ego, una personaje que
realmente no pertenece a él.
En las adolescencia continúa el mismo proceso. Ellos
hablarán como sus pares; vestirán como ellos; actuarán
como ellos. No es fácil para un adolescente ser como él es de
verdad. Su vida en esta fase de desarrollo consiste a pretender ser alguien que
él no es. Su necesidad a ser aceptada por su ''mundo" les obliga
proyectarse como otra personaje, una personaje tranquila y en control.
En la madurez, la misma actitud continúa. Los adultos se pusieron
afectación, pués, cuando ellos relacionan a las personas, hablan
en un modo particular con otros porque ellos siempre quiere presentarse mejor
que la otra persona. La manera se lleva el cuerpo; los cosméticos que se
usan; la ropa que se visten. El último automóvil deben comprar;
deben vivir en una urbanización particular, van a la iglesia mas
elegante, y saludan con nombre no más a los en autoridad, sean ellos de
trabajo, gobierno, iglesia o ricos. Si el adulto es realmente pobre, él
necesita tomar un taxi yendo para compras. Necesita ser duro y exigir sus
derechos a recibir ayuda.
El hilo común en todo esto desde la niñez al mayor es la
proyección de un ego, una personaje como se llama, que no existe,
excepto en la imaginación de si mismo. Una tremenda cantidad de
energía se pone a proyectar este ego falso. La energía
está forzada de las intrañas y empujada afuera del cuerpo a
través de la cara, y la boca. Y la energía debe mantenerse en el
mismo modo de proyección mientras uno esté en el ambiente que lo requiere.
Uno no puede soportar la posibilidad de ser visto por otros como realmente es.
Cuando llegan a los 40, muchos empiezan a experimentar problemas
de tensión arterial causados por esta proyección. La sangre no se
permite normalmente fluir a la parte superior del cuerpo. La sangre está
forzada por la energía necesitada a proyectar y mantener la apariencia
falsa de si mismo. La necesidad de controlar su proyección de lo que
está visto y oido por otros causa un encogimiento de las venas, y la
necesidad de proyectar una personaje falsa empuja la sangre contra el
encogimiento. El resultado es la tensión arterial alta.
Tantos de nosotros estamos captados en este lazo debido al miedo.
Tememos el rechazo. Tememos estar heridos. Tememos no ser amado. Tememos no ser
queridos y necesitados. Están éstos temores que toman mando de
nuestras acciones para que nuestro ser consciente no sufra el rechazo, junto
con sus posibles variedades. Está el temor que empuja la respuesta de
proyectar una personaje falsa cuando entramos en un ambiente que es incierto. Nos
encontramos incapaz actuar diferentemente. No somos libres.
La falta de libertad también se extiende hacia el amor. No
estamos desprevenidos a darnos cuenta que el verdadero amor es difícil
para nosotros a dar. Nuestras acciones que parecen estar amando son más
manipulativas que inconditionales. Cualquiera acción amorosa que fluye
de una necesidad de proyectarse como una persona amorosa o querida es mucho
más manuplativa que el verdadero amor. Un amor manipulativo no es un
amor duradero. Es uno que completamente ser abrasado en el futuro, dado
bastante tiempo.
El aspecto manipulativo, encarnado en lo que es el amor real, va a
abrasar completamente el amor real en el futuro dentro de la persona como un
virus en una célula saludable. Cosas así pueden ser el caso de
muchas personas involucradas en el trabajo social, médico y religioso.
Cosas así pueden ser la causa que está atras de muchos divorcios.
Jesús dijo, "La verdad pondrás en libertad"
Él tiene razón. Va a hacerlo. Cuando podemos finalmente ver y
reconocer la persona proyectada en nosotros mismos, entonces, cara a cara
tenemos que abrazar el miedo de ser rechazado, y después nos pondremos
en libertad. La verdad de que Él habló es simplemente ser
quién soy yo. Ninguna proyección. Ésa es la libertad
maravillosa. Nosotros ya no estams controlados o empujados por nuestros miedos,
sobre todo el miedo básico de todos, el miedo de rechazo, el miedo que
nos empuja a pecar.
El proceso curativo es simple. Primero, el deseo de poder ver nuestras
proyecciones, y entonces despaciamente el deseo de empezar abrazándolos,
uno por uno. Es esencial abrazarlos porque es el amor que sana. "El amor
destruye el miedo", dice San Juan. En otras palabras, comenzando a
amarnos y aceptarnos humildamente como somos. Así es la Humildad y el
Amor.
Vale la pena a trabajar duro para adquirir esta libertad. Traerá
muchos momentos de sudor. Pero la libertad merece la pena, cada parte de
él. Ésto es uno de las frutas de caminar el sendero espiritual,
un camino que llevará a uno a encontrar, conocer, y amar humildemente su
verdadero ser interno.
Otro alegría presente aquí es el hallazgo de Jesús,
nuestro Padre Celestial, y el Espíritu Santo que mora adentro en un modo
que nunca ha soñado como posible. "Dios es el amor, y él
quién mora en el amor, mora en Dios, y Dios en él", dice San
Juan.
El soltar nuestras proyecciones nos trae la 'segunda vida' en la tierra.
"Pués a menos que el grano de trigo no muere no puede producir la
vida." Es esta experiencia de vida-muerte-vida de que es escrito y compartido
en todos estas páginas. Sea bendicido o bendicida también como
nosotros.
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