¿El fruto del amor, ahora prohibido?

 

 

 

Es momento de repensar

 algunos aspectos importantes

de por qué estamos aquí

en la tierra.

 

                                       

 

¿Píldoras?

                             ¡Lo sentimos!

   Las píldoras no pueden hacer

  lo que puede hacer

una experiencia de amor!

 

¿Quiénes somos?

Somos criaturas de amor porque fuimos creados por un Dios que es amor totalmente incondicional. Él no puede crear lo que él no es. Hay solamente una clase de amor y es amor divino porque Dios es amor. Puesto que también somos una Unión de cuerpo, alma y espíritu, esto significa que cada parte de nuestro cuerpo, alma y espíritu es un instrumento del amor que somos.

 

El amor es uno

Conocemos que somos el amor y amados cuando lo experimentamos. El amor es una experiencia que es recibida y dada sin condiciones.

 

Nos llena de paz, tranquilidad, paciencia, alegría, felicidad, bondad, perdón, vitalidad y placer, todo viviendo dentro de nosotros en varios grados, no sólo en el cuerpo, sino también el alma y el espíritu.

 

Amor crece

Nuestro Dios Trino y celestial es un cariñoso ser social. Son una cariñosa Familia Divina, Padre, Madre (el Espíritu Santo) e hijo. En consecuencia, también de nuestra propia naturaleza somos familia igual, ya que somos hechos a su imagen y semejanza.

 

Ser social por naturaleza, somos verdaderamente maduros en forma integral por ser abrazados, besados y acariciados por otros de alguna manera y por el compartir nuestro amor con los demás de la manera en que ellos pueden aceptarlo de nosotros.

 

 Nacemos en la familia, Su Familia. Nacemos en el amor, Su Amor. Es nuestra herencia divina por ser un niño creado de nuestro amado Padre y Madre. No podemos evitar ser uno con Ellos y otros. No podemos evitar desear ser uno con todos. Nuestras caricias y abrazos expresan nuestro deseo de ser uno con la persona que recibe nuestro amor, nuestro propio ser.

 

Sin embargo, viviendo en un mundo de contratos y condiciones, acciones y decisiones que causan separación en nosotros mismos y de los demás, debemos saber que a veces nuestros miedos negativos de no ser amado o ni capaz de compartir el amor pueden empujarnos a usar ciertas partes de nuestro cuerpo como instrumentos de daño más que como instrumentos de amor.

 

A pesar de los problemas, no debemos olvidar que Dios es amor, y puesto que cada uno habita en Dios, y el amor divino mora en nosotros, cuando nos lo permiten, aquel amor cura lo que se rompe dentro de nosotros. El verdadero amor en su naturaleza sana las necesidades de nuestros deseos egoístas. Cura nuestras ansiedades, tensiones y lastimas de rechazos. El amor cura. El amor dura. El amor es divino.

 

Nuestro verdadero deseo interior es siempre amor

Para ayudarnos a tomar las decisiones correctas, vamos a aceptar nuestro cuerpo, especialmente nuestros órganos sexuales, como un instrumento de amor, en lugar de un juguete.

 

También, demos agradecimiento a Dios siempre por los momentos que recibimos y compartir amor, sin olvidar que también es su amor que compartimos. Vamos a vernos el uno con el otro y el mundo con un corazón amoroso y no de derecho. Si lastimamos o abusamos a alguien en vez de amarlo, vamos a pedir perdón, y entonces, aquel amor cura el corazón herido. Nunca olvidemos que somos amor, porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.

 

En contacto con nosotros

La Ermita – The Hermitage

Director@laermita.org

www.laermita.org